Para los que habitáis en lugares de montaña, no hace falta que os recuerde la necesidad de calor en vuestra casa. Incluso en verano, cuando agosto va avanzando, enciendo la chimenea alguna tarde de tormenta. Pocas sensaciones son tan bonitas como el crepitar de la leña, los matices amarillos y naranjas del fuego, ese calor seco unido al olor de la leña que nos relaja al instante. Las ardientes llamas nos acercan a nuestros seres queridos en un ambiente de paz.
En el proyecto que os presento, tuve dos retos importantes: uno era un presupuesto ajustadísimo, y otro, conseguir que, poniendo una pequeña y sencilla estufa, quedase importante en un salón de tamaño notable.
Archivos
- julio 2016 (1)
- junio 2016 (1)
- agosto 2015 (1)
- febrero 2015 (1)
- enero 2015 (1)
- septiembre 2014 (1)
- agosto 2014 (3)
- julio 2014 (1)
Entradas recientes
-
Tienda en Argensola julio 25, 2016
-
Casa de Paula y Borja junio 25, 2016
-
Tengo un baño pequeño agosto 10, 2015